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Las vacaciones soñadas vs La realidad de ser madre

¿Por qué dicen que el verano es para descansar? Yo me siento agotada. Tanto tiempo esperando las vacaciones y ahora voy a volverme loca. Trabajo ahora más que cuando iba a la oficina. Hay tanto que preparar y luego deshacer. Y los niños están descontrolados. Piscina, viajes, compromisos, limpieza a fondo... Sonará muy divertido pero es una carga extra, y pesada.



Sé que a veces idealizamos demasiado las vacaciones o el verano. Nos pasa con todo, si te sirve de alivio. En primer lugar, porque tendemos a esperar que las cosas sean muy bonitas y "de ensueño" Y eso está bien. Pero también por la sociedad, de nuevo nos presiona. Nuestra amiga nos cuenta que el viaje que ha hecho a Tailandia le ha dado una nueva mentalidad, que todos los días hacía sol, nunca se han perdido y sus niños le han dado un abrazo al despertar y otro al dormir. Entramos a Instagram y la influencer de turno nos enseña un bikini divino, con un cuerpo de escándalo, bebiendo mojitos sin hincharse y revolcándose en la arena sin terminar con arena en cada centímetro de su cuerpo.


Y lo malo no es que nos lo cuenten. Lo malo es que nos lo creemos. Ni siquiera eso. Lo malo es que tenemos unas expectativas respecto al verano que no son reales. Que no se ajustan a los imprevistos del día a día. Y que están basadas en realidades que no son reales, osea, que no lo son.


Cuando tienes niños, todo, todo, se magnifica. Eso lo sabes mejor que yo.

  • Hay que llevar más mudas a los viajes

  • El plan que tenías lo anulas porque se ha comido algo del suelo y está vomitando,

  • El mojito del atardecer te lo bebes de un sorbo porque está llorando cual aspersor y necesita ya ducha y dormir

  • Lo de leer relajada en la piscina... olvídate. Esa criaturita desafía a las leyes de la física y la supervivencia cada minuto.


¿Te suena? Seguro que sí. No sabéis cómo os admiro cada vez que veo una situación de estas. Pero escúchame (bueno, léeme, siempre me siento rara, diciendo esto por escrito jeje) Chascarrillos a parte, TRANQUILA. Tu niño es NORMAL. Que estas cosas pasen es lo más común. Y lo que le pasa a ABSOLUTAMENTE TODAS LAS FAMILIAS. Según mil factores, como siempre, habrá cambios. Pero todas las infancias tienen estas necesidades. Todas las madres se saturan. Todos los veranos con peques tienen peculiaridades.


Una cosa más, y esta será el tema central de mi próxima entrada de blog, así que aquí no me extiendo (si quieres leerla YA vente a mi grupo de WhatsApp exclusivo y te la envío) Tengamos en cuenta que en verano TODOS nos descentramos. Los hábitos, eso de lo que te hablo día sí y día también.


¿Qué hacer?


  1. Que la excepción NUNCA sea la regla.

¿Comemos helado? ¿Nos acostamos más tarde? ¿Vemos la tablet a la hora de la siesta? Pues sí. O no. Pero si lo hacemos, no pasa nada. ¿Cuándo pasa algo? Cuando algo puntual y que sabemos que no nos ayuda en nuestra salud ni bienestar, lo convertimos en algo habitual y continuo. Los helados son una maravilla, y es delicioso tomarlos. Algunos días nos apetece por las noches sacar los juegos de mesa a la terraza, o hacer una barbacoa... y nos dan las tantas. Con tantas horas de calor a veces lo que hacemos es estar tumbados con el ventilador y el móvil. Tiene todo el sentido.


Pero haz lo posible porque esas rutinas no se muevan demasiado. Porque los hábitos que tenéis instaurados durante TODO EL AÑO no se vayan a pique por un mes o dos. Te ayudará en el presente, porque afecta a su comportamiento y están más activos y descentrados, pero también cuando queráis volver a "lo de siempre"


2. Organizad los planes que os sean prácticos y agradables.

Ya sé que suena un poco de lógica. Pero a veces nos dejamos llevar demasiado por lo que hacen otras personas o lo que "nos debería apetecer" Si tu realidad ahora mismo es que tus niños son muy pequeños y necesitas viajes cortitos y cerca, hazlo así. Si necesitas irte a dormir a las 9 de la noche, pues acuéstalos a esa hora, ya vendrán otros momentos. Si tu idea de descanso es quedarte en casa viendo series y leyendo en lugar de hacer un viaje-aventura con 3 criaturas y acabar más cansada, quédate en casa. Cada niño, cada familia, sabe qué necesita. Si fulanita se va a la Conchinchina está genial. Pero si para ti no es práctico, va a alterar tu paz y la de tus hijos, no lo hagas. Tener hijos es saber que todo va a cambiar. Acéptalo y haced lo que os permita disfrutar y encontraros bien.


3. Que tu autocuidado sea un MUST

En muchos post te hablo de límites, hábitos, resolución de conflitos... para cuidar y educar a tu hijo. También, está claro, eso influye en ti y en toda la familia. Pero como la entrada de hoy está enfocada en ti, tengo que recordarte esto. Y no uso el concepto de obligación para presionarte. De hecho he dudado si incluirlo porque creo que se te bombardea con esto, pero nadie te dice cómo. Pero lo he puesto porque sé que nunca es suficiente. Que la mayoría de vosotras estáis más entregadas a vuestro hijo que a vosotras, o a vuestra casa, trabajo... Por cultura, por presión, por yo que sé. Pero estoy segura que en mayor o menor medida es tu realidad.

Así que, DELEGA. Si los niños tienen que pasar un finde en el pueblo con la abuela, todos felices. Si quieres darte un baño con velas, vino y libro mientras están en la piscina con tu pareja, hermana, o vecina, dátelo, sin culpa, sin preocupación. Vete un rato a pasear cuando aun están dormidos o cocínate algo riquísimo mientras están en la escuela de verano. Sé que en muchos casos es muy difícil porque casi toda la responsabilidad de cuidarlos es para ti. Pero, si es posible, aprende también a delegar eso. A soltar esa creencia que tanto te desgasta.


No puedes cuidar a nadie ni pretender que esté bien, si no lo estás tú.

4. Aprende, crece, mejora.

No sé si estaba entre tus planes. Tampoco es obligatorio. Pero a mí el verano me parece un momento genial para formarme. Leer un libro no da calor. Tenemos Internet en casa yo creo que casi todas las que estamos leyendo esto. Incluso hay talleres y cursos divertidos que se organizan ahora que hay más tiempo para hacer eso que hacemos cuando no trabajamos. A lo mejor te interesa trabajar tu paciencia, saber más sobre alimentación, sobre un trastorno concreto, o simplemente sobre historia o física cuántica, que son tus pasiones. De la manera que sea, a lo mejor solo paseando, reflexionando y tomando decisiones, parando y siendo consciente. Pero es importante que crezcas. Por ti. Por tu salud, dinero y relaciones. Por tu desarrollo personal y profesional. Esto te va a ayudar de forma directa e indirecta a sentirte con más seguridad y menos expectativas.



Hoy no voy a darte más claves. He decidido que este texto vaya dirigido a ti. Como madre. Como mujer. Seguir estos 4 consejos estoy segura de que te va a ayudar a estar más serena, a disfrutar más de la vida y de tu familia. Suelta expectativas. No mires el Instagram de esa chica si no te ayuda. Quiere y acepta tu caos tal y como es. No te sientas inferior. Y si en alguna cosa crees que necesitas mejorar, hazlo.


Si quieres empezar hoy mismo con la clave 4 y te apetece aprender recetas sanas y divertidas, planes en familia y muchas más claves para vivir este verano como merecéis, quizá te guste mi taller Politos para mis pollitos. Voy a dejarte aquí el enlace para que le eches un vistazo. Pregúntame lo que quieras a través de Instagram o coméntame esta entrada. Voy a estar muy pendiente respondiendo todas tus dudas.





Te abrazo muy muy fuerte.


PD: He hecho este post desde el corazón, para ti. Hoy el foco está en ti. Después de tanto tiempo, no sé por qué, me apetecía que fuese así. Volver de esta manera. Sin guiones ni expectativas. Sentarme y dejar mis dedos y mi alma divagar. Conectar contigo. Espero que recibas esta energía.

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